EL CARNAVAL DE ANDALÚ Capítulo 10 El inicio
Me reconocí en el sabor de su lengua que
pidiendo permiso recorría toda mi boca, entonces la tomé de sus pelos tan
largos como suaves y la hundí más en mis adentros aprobándola.
Eso le pareció divertido porque además de reírse mientras me besaba y después
de morderme suavemente los labios, me miró a los ojos, bajó en busca de algo
más, y volvió a mí.
No había música, sólo nuestros serenos ruidos, sólo nuestros cuerpos desnudos,
nuestros ojos cerrados y una pequeña luz a cincuenta metros colada por las
ramas de los árboles.
Todas las cosas que vivían esa noche en ese cuarto y en nuestros cuerpos, era demasiado
para lo que podía asimilar mi mente. Me embarullé entre sus besos, risas,
caricias, miradas y propuestas, sentía que hiciera lo que hiciera, todo estaba
bien y ella, estaba perfecta.
Las cosas se daban como si yo las manejara a mi gusto pero en realidad, no era
dueño ni parte de nada, ni siquiera de mi corazón que hacía rato estaba como
apartado de todo. Como si latiera con vida propia, una vida más que nunca,
esporádica y profunda que sentía generarse desde más allá de mi cuerpo, hasta
que empezaba a tomar forma en mi espalda, pasaba por mi estómago y mis pulmones
hasta estallar en mi parte izquierda moviendo todo mi pecho. Ella notó mi
cautivación por esa vida y apoyó su cabeza hasta dar un pequeño salto y volver
a reír.
Después de un beso suave preguntó si me iría a matar, yo sólo pude mover
levemente los labios para los costados y contestarle con besos. En el medio de
ellos le susurré que ese momento sería el que elegiría para no ver más nada. Lamentablemente
esas decisiones no corren por nuestra cuenta me dijo. No, no de manera natural,
pude contestarle. Ella miró con algo de preocupación buscando en mis ojos hasta
donde llegaban mis palabras, luego sonrió, y dijo saber que nunca me querría perder
esto, tras lo cual buscó mi boca después de jugar suavemente con mi oreja y
susurrarme que me amaba.
Casi al amanecer, bajó de mí buscando su lugar en la cama, afuera, el mar y el
carnaval hacían de inolvidable fondo.
Giré para quedar de frente a su espalda y la acaricié mas allá de sus sueños,
besé su hombro y dejé mi mano izquierda sobre su abdomen.
Todo fue perfecto, incluso, el que ambos sintiéramos que ella esa noche, estaba
embarazada.
I:S:S:
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