EL CARNAVAL DE ANDALÚ Capítulo 8 El Adolescente
Al comenzar el año la alegría de tener experiencias nuevas me llenaba de orgullo y dudas que me hacían reír sólo a cada rato.
Mis idas y venidas con el sexo opuesto
se hacía más profundas, comenzamos a tener en la barra de amigos las primeras
novias y a compartir experiencias de besos y a contarnos nuestras historias de
las Realidades, sintiendo que los años que vendrían serían los verdaderos.
Desde que terminó la realidad el año
pasado que sabía que la vieja me quería particularmente a mí, me dí cuenta por
lo que sucedió el último día de esa Realidad, pero no tuve mayor indicio
durante el año a no ser en el mes de los festejos donde ella no me sacó la
mirada de encima y me besó cerca de la oreja y creo haber sentido sus dientes.
Fue algo que me estremeció me pareció que estaba muy bien hecho, pero me
incomodó bastante, como sacarle la incógnita al futuro. De ahí en más mi vida
fue una espera larga y sin sorpresas hasta esta Realidad que acaba de terminar.
Hasta que estuve encerrado en su cuarto
no supe que hacer, el olor a rosas, el ruido del agua cayendo, una música que
mezclaba sus notas con los cantos de la calle en el punto justo. Y ella en la
oscuridad, a mis espaldas, pasando sus uñas y sus besos, decidí no excitarme y
se que intenté todo lo que pude pero nada del lugar me desagradaba, estaba
cómodo, ansioso, así que mi plan tuvo efecto sólo medio minuto. El tiempo se
hace eterno y ella me dominaba, parecía manejar hasta el reloj que sobre el
mueble se ríe de mí.
Decidí que era imposible evitarla, que
me gustaba, que la deseaba y me sentí hombre sobre ella mientras sentía que se
abría ya muy abierta a mí. No sabía que hacer sus manos me guiaban
inteligentemente me sentía muy débil pese a estar arriba, no tenía el poder que
imaginaba tendría en esa posición. Hasta que un enojo me vino desde la cintura
Estos días he estado pensando cosas para
hacerle la realidad que viene, cada vez que veo una piola me excito ó una tela
fuerte ó un cuchillo ó un revólver. Pienso que cara pondría si le hago el amor
desesperadamente con el revólver en su sien atada a la cama sólo mirando mis
gestos y deseando que yo no involucre todo mi cuerpo en los sentimientos y
mueva el dedo que significaría su fin. Y yo, yo me excito más de pensando que
seguiría haciéndole el amor a ese cuerpo entrando en la muerte, riéndome porque
nunca seré el primero pero sabré que seré el único. Sí, la realidad siguiente
no me la puedo perder.
I:S:S:
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