El Carnaval de Andalú (1)

 1.

Nada se sabe

Nada se cuenta

En estos días

De almas inquietas




2.

LA DESPEDIDA

 

No había porque pensar que no ibas a estar aquí, a mi lado como cada Realidad desde que decidimos que lo nuestro, era más que una mirada y alguna conversación cómplice. ¿Y sabés? Yo tampoco estoy aquí, no he estado en esta tierra desde que me enteré al otro día que te sucediera, como todas las cosas que nos llegaban del otro, que te habías ido, en silencio como tu vida, como lo nuestro. No pude dejar de llorar, pude lograr que todos entendieran mi llanto como una exageración de una amistad que no parecía tanto. O que entendieran que el llanto era porque la noticia me tomó en esos momentos donde uno mezcla todo y vaya a saber qué cosas aproveché a descargar en aquél grito, en aquél momento, en los días que siguieron.

Mis hijos a veces me devuelven al lugar, a este lugar que no se complementará más. Tantas veces hablamos aquí, abrazados, escuchando el mar sobre unas olas en las que un día decías, querías que nos mojáramos juntos y yo, te decía que era peligroso porque justo ahí rompía el mar, y vos sólo sonreías sin mirarme, como no queriendo hablar ni defender eso que sabías, era una locura pero era tu locura y eso, vencía todo dentro de vos.

Las olas parecen no romper ya con la misma intensidad, ahora me doy cuenta que vos le dabas aquélla fuerza, aquéllos detalles de gotas, golpes y vuelos, todas esas cosas que salían de vos y que era mucho mejor que lo que naturalmente era.

Yo soy prueba de eso y ahora, vago por el pueblo apenas como te dije, para estar con mis hijos sólo cuando ellos me hablan. Espero mejorar, dejar esta tristeza sólo para estos días de Realidad que es en definitiva donde soy, me soy, el resto de mis días, seré aquello que alguna vez quise pero que nunca pude ser del todo.

Hasta que te fui conociendo, hasta que nos animamos, hasta estas quince realidades que supimos pasar. Vos con tu fuerza, tus ganas, yo con mis pensamientos “con mis vientos” como dijeras vos.

Seguirás siendo el que venga aquí, yo ya no puedo volver, mis realidades serán parte de la organización, me dedicaré como tantos a dar mi vida al festejo y nada más. Sólo mis niños llenarán mi vida y de vez en cuando ella también, después de todo es la madre, y la familia debe seguir.

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