EL CARNAVAL DE ANDALÚ Capítulo 4 Doña Ana

Sólo una persona en la historia de Andalú ha roto el Compromiso Bajo Final hace diez años.

Las peores cosas son perdonadas entre los habitantes, pero no se perdona jamás una infidencia de la época de la Realidad.

Hace doce años Doña Ana de setenta y cinco, una de las primeras habitantes del pueblo y una de las fundadoras de la Realidad cometió la única infidencia que cuenta la Realidad. Era una de las mujeres más veneradas del lugar pero fue encontrada culpable de haber matado a cuchillazos dos días después de finalizados los festejos a una de las más jóvenes mujeres del pueblo se la acusó y ella no lo negó, de cobrar una cuenta pendiente de los días que acababan de pasar.

Nunca se supo la verdad, sólo se la acusó, ella no lo negó y se procedió de acuerdo a todas las normas. Tampoco eligió castigo así que el pueblo decidió que lo mejor era el aislamiento. Vivió quince años en un silencio que ella aceptaba casi naturalmente de no ser por pequeños llantos que se le empezaron a escuchar cada vez más seguido cada vez que caminaba por las calles a la noche. Sola, abandonada hasta por sus hijas, como correspondía, tuvo el valor de aguantar todo ese tiempo. Su lengua dura, sus ojos caídos, pesados de vergüenza no volvieron a ser parte de la Realidad ni de ningún día más que siguió en Andalú. No podía hablar sólo gemía para sus adentros cada vez más profundos, cada día más escuchados. Sin atención una bola de fuego recorrió el pueblo gritando a medias letras un perdón y agua como última manera de empezar a vivir dejando una huella de vergüenza en todo su cuerpo que la acompañara toda su vida. Nadie sintió que debía tomar un balde de agua, la dejaron pasar rebotar contra las paredes ver que ella no quería tirarse en la fuente del agua porque pedía que el pueblo lo hiciera por ella, sentía que no le correspondía a ella terminar su dolor. Vieron entre lágrimas algunos sintiendo ése olor a carne quemada su camino desesperado al terraplén. Desearon algunos que ella apagara el sufrimiento pero ella volvió a la plaza, a su pueblo decidida a entregarles su muerte, a darles la razón a pedir otro perdón que creyeron escuchar y cayó al piso y calló a su pueblo y se fue apagando entre calles zigzagueantes y vacías. A su alrededor la gente comenzó a acercarse un tiempo después y casi sin hablarse empezaron a tararear

 

Doña Ana traicionera

Malditos los que al nacer

hicieron de tus encantos

sólo una mala mujer.

 

A partir de ese año Doña Ana personifica las cosas que quedan fuera del carnaval, las que no sirven. Y ésos versos son de los primeros que se cantan cuando comienza la Realidad para recordarles a todos, sobretodo a los más jóvenes, como son tratados aquellos que fallen a la Realidad.


I.S.S.

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