¿Y tu huella?
Somos de una generación donde la mayoría de los padres se dedicaban a trabajar más que nada. Habitualmente eran los que aportaban el único ingreso económico a los hogares. Eso los cubría de un poder envidiable, aunque muchas veces ellos debían de resignar las ganas de quedarse en casa, cocinar, charlar con los hijos o simplemente dedicarse a hacer nada. En el caso de las madres, venimos de lo que considero matriarcados hogareños, porque en casa el contacto, era con mamá, la figura del padre se usaba para asustar "ahora cuando venga tu padre vas a ver" y muchas veces, la frustración por no hacer cosas de su vida, recaía en la figura paterna.
Con el tiempo íbamos enterándonos de distintas situaciones por una sola campana, dando como resultado, relaciones muy distantes con las figuras paternas, que tampoco hacían mucho para revertir la situación. El combo no era malo del todo, si bien como toda forma deja moldes que el estudio avanzado de la psicología ha ido curvando vértices y aristas, para intentar dañar menos a los hijos que han venido después.
Porque había, más allá más acá, reglas claras que ambos padres respetaban en la enseñanza, podemos decir a fin de cuentas, traumas internos varios, pero reglas sociales claras.
Sufrimos la carencia de nuestros padres en un trato directo y es quizás, el gran debe de esas generaciones de padres.
Como decía antes, el avance en el estudio de la psicología y otras ramas similares, ha hecho que nuestra visión sobre el mundo sea totalmente distinta. Hoy sabemos lo que las ausencias de los padres provocan en las psiques de los adultos, sabemos lo que aquéllas palabras de las madres generaron en el inconsciente social. Por lo tanto hemos dado, como cualquier evolución de la sociedad, pasos para mejorar y no dejar ese tipo de huellas, no todos, pero una gran mayoría.
Hoy podemos decir que los padres son en un porcentaje extremadamente más alto, personas mucho más presentes en la vida de sus hijos, también que las madres hoy no son tan abarcativas con el tiempo, el pensamiento, la forma de hablar y hasta la forma de vestir de sus hijos. Se puede decir que hemos avanzado y que agradecemos a nuestros padres por habernos mostrado tan claramente lo que había que mejorar.
Ahora, pensemos ¿Qué huella estamos dejando nosotros en ellos? Nuestros padres antes no estaban tan presentes, es cierto, hoy somos padres y madres al lado de nuestros hijos, pero nosotros le agregamos un detalle, podemos estar al lado de ellos casi sin mirarlos, porque estamos atentos a un mensaje y una publicación y una foto y... miles de cosas más que, no nos aportan un céntimo. Muchas veces nos habrá molestado en el pecho, ver a un niño gritarle a su madre/padre que lo mire hacer sus cosas y ser ignorado, quizá también nos duela tanto porque en algún momento lo sabemos, hemos sido o seremos nosotros esos padres más distraídos por una chabacanería momentánea y global, que por la exclusividad del momento de nuestro ser más amado.
Quizás no estamos siendo todo lo positivo que pensamos para el futuro de nuestros hijos, aunque hagamos lo que mejor nos sale, quizás en algún momento nos damos cuenta que nuestros padres tuvieron la misma intención y ellos mejoraron o intentaron mejorar otras cosas, que habían padecido en su infancia.
Somos padres del hijo que cada uno fue.
Ser padres es vivir en la eterna incomodidad de la inseguridad, sólo el tiempo responde a veces algunas de esas dudas.
Creo eso sí, que nuestra sociedad de consumo ha batallado antes, al igual que ahora, con la función de padre y madre que en nuestro íntimo ser espiritual late. Antes con horas de trabajos y otras funciones de distracción, hoy casi exclusivamente con el celular y obviamente con el trabajo que se abre paso en todos los tiempos, pues a esta máquina se la alimenta de una sola manera y es a horas y horas de disposición humana y cada vez el motor parece más grande y necesita más de ese combustible que es, nuestra propia sangre.
Quiero concluir que no sé si hemos mejorado tanto como nos parece o nos dicen las nuevas ramas de estudios sociales que lo hemos hecho y siento que es, porque al sistema por uno y otro medio, no le interesa que eso suceda.
Mejor niños y niñas, transformados en hombres y mujeres solos y enojados, que una sociedad que se contenga, avance o retroceda, siempre priorizando el bienestar de todos
I.S.
P.D. En esta columna se tocan temas que son más profundos y que con el paso del tiempo iré desandando en otros textos. También se tiende a generalizar, algo que sabemos, nunca será justo.
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