¿Y el sexo?
Hay un mito que dice que el sexo bueno salva a las parejas, que para durar las parejas tienen que reinventarse sexualmente. Que el buen sexo es uno de los pilares fundamentales de las parejas longevas.
Sin embargo para quién escribe, el sexo, es una entidad independiente, un mundo de sensaciones y pensamientos que explotan en cualquier momento, con cualquier persona, respondiendo más a temas de feromonas y a descargas cerebrales, que a cosas planificadas.
Lógicamente, casi enseguida que esos vértices sexuales comienzan a surgir en nuestras ideas y actos, aparecen nuestras tan bien domadas reglas sociales que impiden que prolifere cualquier idea sexual que se nos haya ocurrido, desde un beso con alguien, una mirada, una charla o esa confirmación sin pruebas pero sin dudas de "buena onda carnal" que sin inconvenientes nos cruza con alguien, cualquier día.
Es tan injusto tratar de callar los impulsos sexuales como decir que una pareja que se estancó en el sexo ya no puede seguir siendo pareja.
La pareja, si es que hay un proyecto como tal, es esa persona con la cual se debería tener más confianza que con cualquier otra persona en el mundo, con la cual se podría hablar de cualquier tema sin temor a quedar expuesto sin embargo, eso en muchos casos no sucede. O cuando una de las partes lo intenta, se abre y desnuda sus nuevas formas de ver y entender las cosas, la otra tira hacia el lugar ya establecido, donde hasta ahora, todo estaba más o menos bien, o seguro al menos. Quizás también en algún otro momento, la parte que quiso exponer un cambio en otro tema fue la que hoy, planta bandera.
Uno de los errores fundamentales, no solamente en las parejas pero en este caso hablamos de ellas, es creer que conocemos a la otra persona y no necesitamos preguntarle nada, por lo tanto con el paso del tiempo, eso nos lleva a dejar de prestarle atención. La necesidad de encasillar a las personas que nos rodean, a fin de gastar menos energía cerebral, es uno de los motivos de las invisibilidades que comienzan a ocurrir con el paso del tiempo.
Muchas veces, parejas que se separan luego de muchísimos años se ven al poco tiempo y no reconocen los gustos del nuevo ser que tienen enfrente y mucho menos, el de su nueva pareja. Es que ¿Saben qué? Cambiamos, todos los días a cada rato, casi nunca somos los mismos, en algunas horas o momentos somos animales sexuales que se acostarían con cualquiera y en otros ni la desnudez del cuerpo más lindo nos llama la atención, hay veces que somos lo que estudiamos y hay veces que ni nos acordamos qué habíamos estudiado ni en qué momento pasó todo. Entonces, si muchas veces no nos conocemos ni nosotros que hemos vivido con nuestra mente desde que nacimos, cómo podemos ser tan canallas de decir, pensar y asegurar que conocemos a los demás por saber qué tipo de helado come siempre.
Las parejas se deben de ver y entender como dos seres absolutamente vivos e inencasillables y si hay una concordancia en objetivos a largo plazo, han de saber ambos, que el sexo nunca puede entrar en ese acuerdo porque es desde ese comienzo, el encargado de romper el contrato, al menos, con los valores que la sociedad maneja al día de hoy.
Las parejas, los proyectos familiares tienen que estar por encima de cualquier deseo carnal momentáneo, pasajero o incluso, algún encuentro más duradero. En una relación sana estos sentimientos deberían ser hablados y aceptados en ambos lados de la pareja. La relación con una misma persona durante un tiempo más o menos extenso, comienza a abrir y cerrar puertas que muchas veces no nos dejan en la habitación que queríamos estar, pero si en la casa que queremos vivir.
La individualidad de una de las partes de la pareja debe ser lo más importante para la otra parte, ya sea por apoyo en los logros personales, por tener hijos en común y por qué no, ser compañeros por todo el viaje de la vida. Hay más motivos, para algunos si, para otros no, lo importante es definirlos bien en la formación de la pareja, de seguro deban ser motivos mucho más perennes, que el escurridizo sexo tan distinto pero a la larga, tan igual.
De todas maneras hay algo que rompe todas estas palabras y es que, las primeras decisiones que tomamos con una pareja son basadas siempre, en el tan necesario y menospreciado sexo. Darnos cuenta que el sexo es lo más importante en el inicio de la relación, pero que no puede ser la guía de toda la relación, es de las cosas más sanas que podemos hacer por la estructura social de estos días.
ISS
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