NO ME DIGAS MAS PALABRAS QUE ENTORPECEN
En tiempos de fuertes renovaciones, en algunas estructuras sociales, hay una palabra que ha pasado a estar bajo el reflector, una palabra que le da, a quien la usa, un halo de buena gente, casi de mejor persona que el resto de los mortales que lo acompañan.
La palabra es empatía.
Empatía significa identificarse con algo o alguien, nada más, sin embargo en estos tiempos, los que la usan, le han otorgado otras aristas como propias. Quiero decir, empatizar es solamente ponerse en lugar del otro nada más, hoy, al influjo de las nuevas formas de comunicación, empatizar dio un paso más allá, no es sólo ponerse en el lugar del otro, es casi compadecerse del otro.
Cuando alguien te dice que no estás siendo empático, es porque no estás siendo condescendiente con el otro, ser empático se ha transformado, no en ponerse en lugar del otro, sino, apoyarlo, darle para adelante, comprenderlo. Se olvidaron que, empatía, significa solo identificarse y compartir sentimientos con alguien, podemos también hacer el ejercicio de empatía con un ser humano que aborrezcamos.
Por suerte, el uso de estas palabras hoy en día, como la mayoría de las cosas, es por muy poco tiempo.
Ya pasó, resiliencia, vino procastinar y empatía ha sobrevivido un poco más, se podría decir, que se adaptó mejor al medio.
En medio de esta sociedad sin empatía a las palabras, se podría decir que se habla mucho y se hace poco, se clickea un montón, se camina nada, la famosa palabra a la cual nos referimos, desnuda, nuestro ser humano más representativo de la actualidad.
Hoy más que nunca deberíamos callar la palabra empatía cuando hay muertes de guerra injustificadas, o justificadas sólo por negocios, o pobres y enfermos, cuando en el mundo hay comida para todos y doctores bajo juramentos hipocráticos que bien daríanen número y calidad, para que todos vivamos sanos (o algo así).
La palabra empatía surge en un momento genial para hacernos de espejo de lo que carecemos. Porque no hay mejor abrazo para una viuda que el de otra viuda, no hay mejor mirada para un pobre que la mirada de otro pobre, esas realidades y tantas más, nos hacen entender que la empatía no existe, si no se vive o se vivió, esa situación. Y a veces eso, no basta.
Hay que encontrar la impotencia del que no tiene para darle de comer a su hijo, para no prender la luz, para no comprar comida y eso, perdonen gente de la nueva era, no se resume en una palabra. En mi mundo me encantaría que hubiera un dios que al escuchar nombrar la palabra empatía, bajara y le mostrara al que la dijo, lo que tendría que hacer él, para empatizar realmente.
Jesús hermanos es verbo no sustantivo, dijo Arjona alguna vez. Vivimos en esta época de soluciones de escritorio, verdades por internet que simplifican y adormecen la carga mental, para irnos a dormir más o menos tranquilos. Mientras tanto, muchos más sin redes, caen en el olvido.
I.S.S.
Comentarios
Publicar un comentario