La palabra Mágica

No hace mucho tiempo, en una sociedad que era machista(?) (según dicen), me permito dudar porque era una sociedad donde las mujeres eran las que armaban la sociedad, criando e impartiendo valores a sus hijos, más allá de idas y vueltas con su esposo, difícilmente él se impusiera ante una orden de su esposa, "si lo dijo tu madre, entonces no", se escuchaba varias veces de la boca de aquellos rudos e inexpresivos hombres (por mandato social también). 

Pero salgamos de ese terreno en el cual aún estamos enlodados, quiero ir a otro punto. Cuando algo no andaba bien, cuando nos lastimábamos o nos dolía habernos peleado con algún amigo, o ya nos gustaba alguien y nos sentíamos incómodos, y nadie tenía los veinte mil conocimientos sociales que hoy parecen salirnos por los poros ante el mínimo problema social (nuestros padres sólo sabían que tenían que tenernos más o menos bien vestidos y comidos, después el resto, era cosa de la vida, y de algún freno en su momento).

Entonces, en esos momentos donde los niños sentían angustia del presente, no sabían como solucionarlo, muchas veces las madres, decían unas palabras que es como el agua que le van a tirar a los chiquilines que juegan al baby fútbol y se quejan que le pegaron, no tiene mucho que ver el remedio con la enfermedad, pero, sin embargo, al igual que el efecto que el agua hace en el niño que se para como si nada y sigue jugando, nosotros sonreíamos y veíamos el mundo de otra manera. 

"Dormí que mañana va a ser otro día" "Mañana vas a ver que se te pasa". Probablemente nuestras madres, nos decían eso, por dos motivos, o porque no tenían idea qué decirnos, o porque veían que nuestro problema era una pavada y no nos querían desilusionar. Después de todo tener un problema ya era una cosa de adultos. 

Ahora, piense conmigo querido lector, ¿qué nos daba esa frase? Piense, piense, le doy cinco segundos, es una sola palabra...



¿La pensó?



Lo que nos daba esa frase era... Esperanza, fé en el mañana, pensar que la vida con algo nos iba a ayudar, nos predisponía a lo bueno. 

Y aunque al otro día nada cambiara, porque nuestro problema seguía, o se agravaba, esas horas nos habían permitido descansar tranquilos y quizás, el tema ya no nos importaba tanto, porque habíamos salido tan positivos a la calle que habíamos logrado otras cosas. 

Hoy en las sociedades faltan madres, hay padres empezando a suplirlas, pero estas generaciones intermedias van a salir sin poder expresar esperanzas en el mañana. 

Y eso, en casos donde los adultos necesitan levantar la cabeza y mirar hacia adelante, y con eso también, hacer creer en la vida a las nuevas generaciones, hace mucha falta. 


I.S.S.

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