En un planeta del Principito
Como si de un planeta del principito se tratara, donde todo el mundo era habitado por una sola persona. Siento que, con el paso del tiempo, vamos irremediablemente a ese lugar.
La historia de la humanidad contará que el Hombre, pasó de vivir en la intemperie, en las cavernas, luego en casas de piedras, madera, hierro, a vivir en cómodos hogares manejados desde un celular, para cuando él vaya a ingresar, la temperatura del lugar, esté acorde a sus gustos.
Dirá también que en un principio, no era una cuestión de gustos, si no de vida o muerte, compartir con sus iguales una caminata por el campo, o pasar las noches dentro de una caverna.
Deducimos desde los primeros tiempos, que el humano es, entonces, un ser sociable ¿o no?
Ya dijimos que las primeras sociedades se forman ante la necesidad de sobrevivir, y que hoy en día, eso no es tan necesario, si de vida o muerte hablamos, aunque si es necesario si queremos tener determinados servicios que hoy las sociedades brindan a las grandes masas, que no se brindan en pequeños poblados, mucho menos, en lugares donde hay sólo una familia.
Ahora bien, ¿Por qué hoy la sociedad tiende a la individualidad y no a seguir juntos? ¿Qué ventajas traía antes la conglomeración que hoy ya no es tan necesaria?
Hoy el individuo puede, conexión mediante, vivir solo, tiene sus tiempos, sus charlas o sus investigaciones al alcance de su antena, ya no necesita soportar algo que no le gusta, a alguien que no le cae bien. Hoy, los seres humanos, pueden elegirse a ellos y nada más, y hasta es preferible la muerte en solitario y sin ayuda, en una sociedad de la cual se siente cada vez más lejos.
Por eso entiendo que lo que antes leíamos, en el cuento del principito, y nos parecía llamativo, hoy se ha transformado en una realidad, cada ser humano en su mundo, mirando una rosa, leyendo un texto, escuchando hasta el hartazgo la misma canción, hacer lo que quiera sin pedir aprobación. Lógico, ese mundo tan perfecto, necesita aún, sus ajustes, porque este lugar funciona con reglas, más arraigadas a la sociedad donde la gente compartía sus cosas.
Los cambios en la sociedad, han atentado contra el humano en la vida real, el Hombre dominó al resto de los seres vivos, dado ya ese paso, usó sus energías en crear un mundo paralelo al mundo real.
Ahora, ese mundo paralelo se puede caer, no es lo suficientemente fuerte para soportar fallas de energía, por ejemplo, y si hay que volver al mundo al natural, creo, sólo es una percepción, que este humano, que se olvidó de plantar, de cosechar, de comer por hambre y no por moda, que hoy no podría enfrentarse ni a una vaca enojada, porque se ha dedicado a luchar contra él mismo, con armas que ya no podría crear sin tanta tecnología, sin dudas, ese Hombre, perdería su lugar en el mundo que, básicamente, ha seguido igual, necesitando al ser humano, como ser humano, siendo parte de la cadena y no, el que se sale y se va a su mundo, conectado con un mundo inexistente.
Este ser humano dejó un vacío en la vida de todos, pasó de hablar a no hablar, de defenderse juntos ante otros peligros, a atacarse entre ellos. Antes era más fácil, todos eran iguales, tenían lo mismo, hoy, pasan vecinos en una moto haciendo mucho más ruido que el tren, y pasa diez, quince, cien veces al día. Antes, era más fácil congeniar, no sólo porque mi mundo era el otro de una forma muy clara, si no porque el otro no terminaba atacando a los demás, mientras compartía su momento de salida por ejemplo.
Es lógica pura que cada ser humano quiera estar en su planeta, quizás algún día venga algún principito a visitarnos, a asombrarse de nuestras vidas en soledad, mientras ocho mil millones de personas a nuestro lado, comparten más o menos las mismas cosas.
Antes se sabía, que algo más o menos erguido, apoyado en dos extremidades, con otras dos que llegan a la cintura, más una esfera arriba con dos cosas blancas que se mueven para un lado y para otro, era un igual, y no se precisaba más.
Hoy, todo nos diferencia de nuestros iguales, la piel, los ojos, lo que nos estiramos, lo que nos dejamos, lo que nos teñimos, lo que nos pintamos, si es que nos pintamos, lo que se hizo/dijo o se dejó de hacer/decir, todo, todo nos hace diferentes de nuestros iguales.
Por eso, el ser humano, como especie en este mundo, me parece que tiene, los días contados.
I.S.S.
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