El Farolero del trabajo.
En tiempos donde uno de los temas a tratar es, qué trabajos sobreviven o pueden convivir con la IA. Y donde una de las respuestas escuchadas que cargan más esperanzas es, el ser humano va a evolucionar, acuerdense que antes había trabajos de faroleros por ejemplo y que, avance mediante, todo siguió su curso para mejor. A más de cien años de los últimos faroleros, en Uruguay al menos, parece ser un facilismo, que poco aborda en lo social, decir que todo mejoró.
Yo siento, que a lo sumo, todo cambió, que no es lo mismo.
Le propongo pensar en el trabajo como tal, la existencia de una necesidad generada para distintos tipos de estudios y de personas. ¿Por qué existe el trabajo? Tal vez resulte muy abarcativa la pregunta, pero igual así, intentaremos buscar la esencia del tema.
El trabajo como realización de una tarea por la que se acuerda, un pago,
No contemos el trabajo de la prehistoria, asociado a salir a cazar, porque eso no es trabajo, eso es supervivencia. Pero quizás ahí, podría haber existido algún trabajo, por ejemplo, alguien que no fuera de caza y recibiera un porcentaje mínimo de comida que trajeran sus compañeros, a cambio de alguna actividad en donde se quedaba el resto del grupo, supongamos.
¿A dónde voy? Se preguntará usted querido lector, voy al punto que, el trabajo, si bien ha ido en constante cambio, como la humanidad misma, no sé si los cambios han sido siempre para mejor, como la humanidad misma.
Por eso, algo me hace ruido cuando dicen muy sueltos de cuerpo que la ausencia de los faroleros no tuvo consecuencias, o fueron positivas todas ellas. Una cosa es decir que los trabajos han ido cambiando, en remuneración, en objetivos, en exigencias, otra, es decir que todo cambio fue para bien.
Se me dirá, bueno Ignacio, pero hoy es imposible un mundo sin electricidad, sin cables, y sin todo lo que eso supone, y yo les contestaré que si, que tienen razón, de hecho estas palabras las estoy escribiendo en un celular que irán a parar a un celular y después, gracias a los cBles de internet, llegarán a sus ojos. Es cierto que el mundo de hoy necesita energía eléctrica, que unas calles iluminadas a farol permitirían robos y un sinfín de actividades vandálicas que antes tampoco existían, o al menos no tanto, según ha quedado registro.
El trabajo antes era mucho más manual, vamos en camino a qué la IA haga todo, y nosotros iremos cubriendo los agujeros que sobran para generar remuneraciones a cambio de horas de servicios. El tema es que, cada vez van quedando menos agujeros, ya hay trabajos que nos resultaban imposibles de imaginar que fueran suplantados por máquinas y ahí están, casi en el olvido.
Siento que el ser humano necesita una revisión profunda de su forma de vida, lo sé, ni usted ni yo podemos ejercer cambios significativos en 8 mil millones de personas. ¿Pero saque qué? Tampoco quizás lo pensó en su momento Benjamín Franklin cuando, según cuentan, salía a remontar comentas en las tormentas. Podemos en el mundo de hoy, tomar nuevos caminos, generar vínculos distintos, plantear un mundo, donde los valores sean otros, quizás, es el gran cambio tecnológico que la sociedad necesite. Quizás sea usted, y yo, y otros tantos los abanderados del perdido farolero, quizás, podamos tomar de lo moderno lo bueno, pero poniendo en el centro al humano que hoy, por buscar quién haga su trabajo, está dejando el mundo en manos, de algo que no tiene manos, y sin embargo, puede llegar a manejar todo.
I.S.S.
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