LA VIDA ES UN ACCIDENTE

Vivir pensando que el mate que tomamos puede ser el último, que estamos viendo a nuestros parientes o amigos por última vez, es algo impensado. 

Nadie podría vivir tan seguido en contacto con esa tristeza, aunque si, nos ayudaría a veces, a valorar mucho más, todos los momentos de nuestra vida. 

Siento que no tomar conciencia de la muerte, nos hace por consiguiente, tampoco tomar consciencia de la vida, porque una va de la mano de la otra. 

La idea sería no vivir sintiendo que no vamos a ver más a nuestros abuelos, padres, porque por naturaleza ellos parecen estar más cerca de dejar la parte física, eso no, pero, tampoco vivir en una chance eterna de todas las cosas, porque debemos asumirlo de una buena vez, el tiempo pasa.

Y con ese pasar del tiempo se van nuestras expectativas, nuestros sueños, nos vamos dando cuenta en muchos casos, que ya no vamos a ser aquello que soñamos de chico, superhéroe, jugador de fútbol, astronauta, cantante, bailarín, y coloque ahí, lo que usted hubiera querido ser y no fue. 

No fue porque el paso del tiempo lo llevó a otros lados, porque se entretuvo, porque no se dedicó de lleno, porque le faltaron apoyos, porque no tenía condiciones, porque nacimos en un país donde es muy difícil conseguir lugares para mejorar y participar en algunas actividades casi exclusivas para países del primer mundo, en fin, solamente pasó el tiempo y usted dejó esos sueños, y se encontró en una realidad que, según sus sueños y perspectivas, tiene menos brillo que lo que se imaginó alguna vez. 

Sin embargo, el tiempo y su paso implacable le demuestran, que mientras usted tiró la toalla, o tiramos, hubieron otras personas que hicieron oídos sordos, fueron hacia adelante y llevan vidas de ensueños. Y ese detalle, guardelo porque es muy importante. 

En el mundo hay dos tipos de personas, las que lograron sus sueños, esas, que viven en vidas que son sueños de otros, y las que tuvieron que adaptar su vida a la realidad. 

La inmensa mayoría está en el segundo tipo de personas, por eso, cuando algo malo le pasa a algún integrante del primer grupo, llama mucho más la atención porque, al segundo grupo, esos hechos, le sirven para afirmar, en un lugar muy profundo, que no eligió tan mal en quedarse donde está, que mejor vivir la vida que tiene, a haberse arriesgado a tanto éxito ¿para qué? Si mirá lo que te pasa igual aunque tengas plata haciendo lo que te gusta. 

En estos días, murió un jugador de fútbol a casi 300 km por hora, reconoceré mi falta de conocimiento en estos tiempos sobre los jugadores y les diré que yo no lo tenía muy identificado, es un jugador de fútbol de un cuadro de Inglaterra del cual habré visto resúmenes de algunos partidos, pero nada más. Aclaro, no es la muerte de Kobe Bryant que, siga uno la NBA o no, difícil era que no encontrar alguna referencia el día de su fatal accidente aéreo en el cual además, falleció una de sus hijas. 

Los invito a mirar las situaciones desde otro lugar, hoy en día la muerte de un jugador apenas conocido en todo el ambiente de su deporte, ha puesto al mundo envuelto en tiras negras. ¿Por qué? Porque cada vez más, los tropezones de los que lograron vivir su vida de ensueño, son más necesarios para la gente que vive sus vidas comunes, y cada vez más apretadas. 

El mínimo e increíble momento que algo (que hasta muy mínimo puede llegar a ser) hace que una cubierta explote y genere una reacción en cadena, es correlativo, con el mínimo e increíble momento en que los padres de ese muchacho cruzaron miradas por primera vez. 

La vida, bien mirada, es una increíble unión de pequeños accidentes, (tomado por su definición "suceso eventual que altera el orden regular de las cosas"), porque quizás, el orden regular de las cosas, sea sólo eso, un accidente tras otro accidente. 

Por distintos accidentes de la vida, estamos donde estamos, y otros, llegan a estar en otros lugares que quizás hubiéramos soñado alguna vez. 

Otros, en el grupo de los que viven vidas comunes, mueren todos los días y muy poca gente se entera, y tienen que ver muchísimo más con el día a día de nuestra gente, ese es otro accidente.

Desde una mirada de padres, hasta un pinchazo, pasando por millones de espermatozoides y lugares del óvulo, desde una frase que alguien nos dijo en algún momento y nos apartó de nuestros sueños, o nos dio fuerzas para vivirlos, la vida son millones de accidentes diarios. Y temo, que sean tan promocionados los que pasan en otros lados del mundo, con reglas y velocidades tan distintas a las nuestras, que nos olvidemos de los accidentes que nos hacen felices e infelices a los nuestros. 

Porque ese puede ser tu último mate, tu última sonrisa, o la de alguien que hoy está a tu lado y no ves, porque alguien a miles de kilómetros que no conocías, se mató a una velocidad y en un auto imposible y vos perdés tiempo en eso, mientras no te das cuenta que tu mundo posible también es el sueño de muchos, y que no lo estás valorando porque pensás, que tus accidentes, no están a la altura de ser noticia. 


I.S.S.


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