EL CARNAVAL DE ANDALÚ Capítulo 18 El Perdón...
Ante tantas situaciones vividas en Andalú he llegado a una conclusión, comparando con el resto del mundo, que
me parece importante y es que no hay que mezclar el perdón con el no me
importa, hay una línea muy fina (si es que de trazar líneas se tratara la vida)
entre perdonar y entonces, poder seguir con tu vida y la otra opción que sería,
ignorar y seguir con tu vida.
Cómo perdonar sin decirle a la otra persona te perdono, porque parte de la
gracia de perdonar es ese grado de superioridad que nos da el perdonar ante la
persona perdonada. Sin embargo se aboga por el perdón en solitario, sin mediar
el pedido de que perdonemos entonces nos vamos a encontrar, perdonando a quien
no nos pidió perdón y tampoco sin decírselo porque decírselo sería enfrentarse
a la situación casi discusión de que la otra persona te dijera, por qué me vas
a perdonar si yo no te hice eso que vos decís que te hice y ahí, todo
desbarrancaría.Por lo tanto, teniendo el perdón tan buena crítica creo que, aunque en algún caso nos active algún sentimiento que nos haga hacer algo positivo, no es real y en el fondo nos podemos llegar a quedar con esa otra necesidad que tiene el perdón y es que, la persona perdonada sienta, vea y nos reconozca el daño que nosotros sentimos que nos hizo.
Por otro lado está el no me importa, que sería algo así como, alguien me hizo daño, lo guardo, me reservo el dolor pero me superpongo a eso y sigo con mi vida. Porque ¿quién soy yo para exigirle a alguien que debe pedirme perdón? ¿o qué ser más elevado que el resto tengo que ser para andar por la vida perdonando como si todas las vidas del mundo tuvieran que ser analizadas por mi única visión y sentimientos?
En la naturaleza los animales que sufren un daño por parte de alguien, simplemente se corren si son menores, si no tienen poder para vengarse y en todo caso si se creen con poder para vencer al que los atacó, harán su contraataque. Pero de lo contrario, simplemente aceptan el dolor y evitan volver a encontrarse con ese otro que los perjudicó. Quizás no es mala idea porque además evito darle vida a mi instinto de creerme superior a los demás otorgándoles un perdón que en muchos casos no quiero dar y doy sólo porque se me dice que si perdono puedo seguir de largo. La verdad en muchos casos puede ser que si yo tuviera la forma de hacerle sentir lo mismo a esa persona, o algo similar, lo haría y ahí sí, sentiría que estamos a mano. Para ese sentimiento se nos ha dicho que existe algo llamado dios, que a veces activa un botón llamado karma, porque digamos algo también, cuando tenemos o sentimos que tenemos mayor poder sobre la otra persona, nuestra necesidad de perdón desciende a límites insospechados. Por ejemplo en una pareja si alguien es engañado pero pronto consigue una pareja que la persona engañada considera mejor que la anterior (mucho mejor sería mejor) agradecería a la otra persona a la cual ya desde ese momento consideraría como alguien de menor importancia. De la misma manera con la plata perdida o ganada, con mentiras familiares o de amigos y así la lista puede ser muy larga.
¿Cuál sería la solución? Reconocer que muchas veces el enojo no es con la persona que nos hizo daño sino con nosotros mismos que esperamos otra cosa, o que nos dijeron que merecíamos otra cosa. Una cosa es lo que nosotros pensamos que nos gustaría y otra lo que realmente queremos en el fondo de nuestros sentimientos, muchas veces tapados por los deseos sociales.
Entonces la necesidad de perdón o de que nos pidan perdón más que nada, es un aviso a nuestros sentimientos que estamos necesitando algo de nosotros más que de los demás. O no nos cuidamos con nuestras parejas, pese a haber tenido algún que otro aviso, o reconocer que los familiares no giran en torno a nuestra vida y cada uno tiene su propia galaxia o más claro aún, el dinero es la carne social de hoy en día que en el hombre prehistórico fue comida y nada más.
En Andalú en estos tiempos se pone a prueba todo el tiempo el perdón o el sigo con mi vida o la aceptación de que, más allá de alguna situación que pueda despertar los celos, late la elección de vivir aquí, de hacerse cargo que al menos por un tiempo en el año, todo puede ser como tiene que ser y gana al fin de cuentas cierto espíritu salvaje que durante el año, la sociabilidad logra decorar.
I:S:S:
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